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Recalada a Valdivia

Bitácora del Capitán. En Valdivia, 21 de marzo, 2024.


La primera etapa, tal como lo recomiendan los manuales, consistió en tratar de navegar hacia el sur, de tal forma de encontrar rápidamente los vientos que vienen del weste y que supuestamente nos llevarían hacia la costa. Al apreciar que pocas cosas eran como se supone debían ser o como decía la literatura que serían, comencé a desconfiar “apropiadamente” de la información con que contábamos y a elaborar mis propias estrategias. Esto resultó ser bastante mejor ya que, de alguna manera, sentí inmediatamente que estaba más en control.


Aunque sabíamos que sería así, las siguientes etapas de la navegación entre Rapa Nui y Valdivia igual nos sorprendieron por lo complejas y, por supuesto, no fueron tan simples como hubiéramos querido. El viento rara vez sopló desde donde los pronósticos decían, mostrando el mismo nivel de imprecisión predictiva que ya habíamos constatado. Afortunadamente, supimos aprovechar al máximo los días en los que tuvimos muy buen viento, lo que nos permitió alejarnos de las zonas donde, de acuerdo con nuestras estimaciones, se producirían condiciones adversas.  Tuvimos que soportar al menos dos frentes importantes, pero nos escabullimos exitosamente de dos más.


La consigna era avanzar lo más rápido que pudiéramos de manera de salir de las zonas donde sospechábamos luego se produciría una desesperante calma o un frente apremiante. Para ello, debimos arriesgar más las velas. Así, llegamos a dar 7 nudos, lo que es un excelente andar para el “Beau”, nuestro pequeño guerrero.


Uno a uno se fueron sucediendo los días, siempre enfocados en el día a día y esforzándonos permanentemente por dar una buena batalla. La ropa húmeda, la falta de comodidades, el movimiento continuo, la incertidumbre, el temor a que sucediera algo o fallara algún equipo lo hacían más difícil y debimos sobrellevarlos con especial temple, Pathy y Hoko, se lucieron y fueron determinantes.


Al encontrarnos en la “primera etapa“ de este tramo, en la que, como dijimos el objetivo era avanzar lo más al sur posible, decidimos poner un rumbo sureste, de tal manera de ir reduciendo al mismo tiempo la distancia que nos separaba del continente. Este objetivo se cumplió, pero al mismo tiempo, nos metió en una zona especialmente dinámica y cambiante donde interactuaba la alta presión con las masas frías de viento del sur y los frentes que trataban de colarse hacia el este.


Finalmente, y no sin esfuerzo, logramos llegar a Corral sin mayores novedades. Estábamos muy pero muy cansados pero igualmente contentos de llegar a puerto seguro luego de 28 días de una navegación tan llena de satisfacciones como de desafíos y momentos difíciles. Ya en el río, tuvimos una navegación muy placentera a motor en demanda de la marina. Un grupo de amigos nos salió a encontrar al río Valdivia y nos escoltó a casa.


En el muelle nos esperaba un grupo más grande que nos dio una calurosa y muy grata bienvenida. Esta etapa de la aventura quedaba atrás y en el momento, sólo nos enfocamos en disfrutar nuestro regreso. En lo personal, luego de cinco meses, por primera vez me podía relajar sabiendo que tanto la tripulación como la embarcación se encontraban totalmente seguros.


Ya han pasado varios días desde nuestro arribo. Mis fantásticos tripulantes y compañeros de aventura, Hoko y Pathy, ya regresaron a su casa en Rapa Nui y están ya seguros y felices junto a los suyos… muchas gracias por vuestro tremendo aporte mi muy querido amigo Hoko y muy querida Pathy… muy bien hecho!.


Un especial agradecimiento a ASIMAR S.A. de Quintero y la Fundación Joaquín Bernales Medina, instituciones que junto a nuestra querida Armada de Chile creyeron en nosotros y nos apoyaron permanentemente. Para mí fue un privilegio y un tremendo orgullo navegar juntos.


Por mi lado, he disfrutado de estar en casa de regreso. Algunos de ustedes recordarán cómo se siente esa primera ducha y cómo se disfruta de algo tan simple como sentarse a tomar un cafecito sin preocuparse de que se va a volcar la taza o, de que la paila de huevos va a cruzar la mesa para terminar en el suelo... por supuesto invertida. Las primeras noches mi mente extrañaba los ruidos y los movimientos, ahora ya estoy habituado y disfrutando del descanso.


Aún no tenemos total claridad respecto de la forma en la que continuaremos este proyecto, cuya parte práctica o de navegación consideramos prudente postergar al menos por dos años hasta que, una vez que “El Niño” se debilite y todas las anomalías climáticas que lo acompañan desaparezcan, la meteorología se torne más predecible y menos extrema.

Mientras tanto, apenas las cosas se decanten y se aprecie con claridad la derrota a seguir, existe de todas formas el interés de capitalizar debidamente esta valiosa experiencia… debemos seguir adelante!.


Muchas gracias a todos ustedes por acompañarnos en esta aventura.


Un gran abrazo,

Raúl

 

 

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